Fue en la “Revista Internacional Mensual de Literatura, Ciencias y Arte”, de Londres, en la que apareció este viaje de unos militares, desde Gibraltar a Ronda, para asistir a su Feria de Mayo y, en especial, a sus corridas. La polémica de los toros, su defensa o crítica, es una cuestión que no es de hoy.
Al juzgar a las corridas, igualmente, para no errar, prefieren hacerlo con los mismos ojos de los españoles, más que con la culta civilización de sus respectivos países, Inglaterra, Francia o América, que las condena como bárbaras.
Llegar a la plaza la misma mañana de la corrida, supone un problema para encontrar entradas y ha de conformarse con dos asientos de sol. La hora anunciada para el festejo es la de las cinco, sin embargo, le aconsejan estar allí a la una, y no le importa porque ya el camino a la plaza es un espectáculo en sí mismo.