En el anterior episodio comentamos cómo le fue a nuestro compatricio Espinel en su primera etapa en la Universidad de Salamanca, donde llega por primera vez en 1570 y debido a las algaradas estudiantiles provocadas por el proceso inquisitorial seguido contra Fray Luis de León en 1572, tuvo que cerrarse la Universidad, por lo que Espinel se vio obligado retornar a Ronda.
Fray Luis de León, fraile agustino, poseía la cátedra de Teología en la Universidad de Salamanca que obtuvo en 1561. En marzo de 1572, bajo el reinado de Felipe II fue detenido por la Inquisición y encarcelado en los calabozos que en Valladolid tenía el Santo Oficio. Los cargos que había contra él tenían que ver con su predilección por la Biblia hebraica en lugar de la Vulgata y la traducción al castellano que había realizado del libro del Cantar de los Cantares.
Era una época en la que en España se vive una auténtica caza de brujas ante las temidas desviaciones de los protestantes y otros grupos heréticos, es fácil que un personaje con los antecedentes y características de fray Luis sea punto de mira del terrible tribunal (entre sus antepasados habían algunos conversos, es decir, judíos que se habían convertido, de buen o mal grado, a la fe católica).
Añádase a esto las envidias y rivalidades existentes entre dominicos y agustinos, unido a la inteligencia de fray Luis, y tendremos todos los ingredientes necesarios para que cayese bajo sospecha. Las peores pasiones sociales: rencores, envidias, venganzas, competencia desleal, mezquindad, encontraban en la «limpieza de sangre» pretexto ideal para perjudicar e incluso eliminar adversarios o simplemente saciar rencores contra vecinos más afortunados. Ni que decirse tiene lo que podía pasar en el acerado mundillo de las competencias universitarias.