Nº 153-VIAJEROS ROMÁNTICOS – “RONDA EN LA RUTA ROMÁNTICA DEL BAJO GENAL” – Anatole Demidoff (y X)
Curiosamente Demidoff nos habló en el anterior episodio de un periodo de desforestación por el que atravesaba Ronda en aquellos tiempos. Y sobre esto continúa diciéndonos, que Hacia el final del siglo pasado, todavía había buenas cosechas de granos en el distrito de Ronda; pero, a partir de entonces la tierra se empobrecía cada año por falta de la fertilidad necesaria. Las vides eran todavía numerosas y fértiles. Los olivos se han mantenido hermosos y sus productos son particularmente ricos. Los huertos frutales, que se consideraban los más productivos en España, cubrían un área de casi una legua del curso del río. Además, frutas, flores y legumbres han conservado su reputación; su abundancia en algunos años es una reminiscencia de tiempos más felices. La miel y la cera fueron una vez la fortuna de la región. Los moros compusieron el tributo que después pagaron a la España católica.
La mineralogía ofrece una riqueza menos problemática. ¿Quién sabe que este territorio del sur contiene casi todos los metales útiles o valiosos? Un producto muy apreciable son los mármoles raros y magníficos de los que España ha sido tan espléndidamente dotada para el adorno de sus templos. Los jaspes negros y de colores, cuyo efecto y belleza hemos admirado en más de una iglesia en Granada, se encuentran en una de las montañas que cruzamos en el camino de Málaga a Ronda.
Ronda, como le sucede a todos los hombres felices de este mundo, ha tenido sus epígrafes en el momento de su muerte. En algunos dichos proverbiales encontramos la malicia de los vecinos envidiosos: “Ronda, la que las bolsas monda”; “A hombre de Ronda nunca lo creas”; “Año de Ronda malo para la redonda”; “De Ronda, ni buen viento, ni buen
casamiento, ni buena hoz de podar, ni buen buey de arar”.
Finalmente, en el momento en que se disponía a partir, le llega una carta de Francisco Macías, ese prisionero tan cargado de acusaciones, a quien visitó en su casa, del que nos cuenta sus crímenes.