Este sábado numerosos rondeños han podido ver a la Virgen de la Paz, patrona y alcaldesa perpetua de Ronda por las calles de la ciudad, en el traslado desde su Santuario en el casco histórico hasta la Iglesia de la Merced donde se desarrollará su tradicional novena, con la circunstancia que este año coincidirá con el inicio del año jubilar de las Carmelitas con motivo de su centenario el próximo 21 de enero. Ya el 24 de enero tendrá lugar la festividad de la Virgen de la Paz, fiesta local, cuando volverá a su santuario.
La Patrona en su traslado ha estado acompañada por representantes de la Hermandad de la Paz y de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Ronda, así como de la Hermandad de la Soledad. Un Quinteto de Metales de la Banda Municipal de Música ‘Aureliano del Real’ acompañó al paso.
En el traslado de la Virgen de la Paz celebrado ayer se dio una imagen que extrañó a muchos rondeños que han acudido a este momento durante muchos años, y no fue otra, que la Patrona de la Ciudad no fue recibida a su salida por los tradicionales cantos de los Hermanos Auroreros. Ante este hecho inusual la Hermandad de la Aurora ha querido aclarar los sucedido con un comunicado en sus redes sociales, sin ánimo de ahondar en ninguna polémica, y explicar porque tuvieron que acompañar los hermanos auroreros a la Virgen desde el final del cortejo.
«En la tarde de ayer, tuvo lugar el traslado de nuestra Titular, la Virgen de la Paz, desde su Santuario a la Iglesia de la Merced, con motivo de la celebración de su Devota Novena.
Como es tradicional, nuestra Hermandad acudió para acompañar a la Santísima Virgen, si bien, en esta ocasión, el Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de la Paz ha prohibido expresamente que los hermanos Auroreros pudieran participar en el cortejo, motivo por el cual han acompañado a la Stma. Virgen tras sus andas.
La Hermandad de la Aurora lamenta el posicionamiento adoptado por el actual Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Hermandad de la Paz, que se aleja de la unión y confraternidad en la que históricamente han convivido ambas hermandades.
¡Ave María Purísima!»