El municipio barcelonés de Sant Sadurní D’Anoia y Cañete la Real son localidades hermanadas desde hace poco más de 20 años, cuando por ambas partes se tomó la determinación de estrechar relaciones dada la vinculación que las une.El nexo de unión entre Sant Sadurní D’Anoia y Cañete la Real tiene su origen hace seis décadas, en los años 60 y 70, cuando numerosos cañeteros y cañeteras emigraron a Cataluña para trabajar, sobre todo en el sector vitivinícola y en la producción de cava, industria de la que Sant Sadurní es un auténtico referente. Antes del hermanamiento oficial, a principios de la década de los 90, la Hermandad de Ntra. Sra. de Caños Santos organizó una serie de viajes en autobús hasta el municipio barcelonés en los que participaron numerosos vecinos y vecinas de Cañete la Real para visitar a sus familiares y amigos.Desde su hermanamiento, Cañete la Real y Sant Sadurní D’Anoia participan conjuntamente, de forma regular, y en ambos municipios en diferentes eventos y celebraciones como las Fiestas Patronales en honor a Ntra. Sra. de Caños Santos Coronada o el Cavatast, que este año tendrá lugar durante los días 4, 5 y 6 de octubre. El Cavatast es una muestra de cavas y gastronomía que en su 28ª edición volverá a contar con catas de cava, música en vivo, visitas a bodegas y más de una treintena de expositores, entre otras actividades.Cabe recordar que hace dos años Sant Sadurní homenajeó a la cañetera Dulce Nombre de María Castaño Morón dando su nombre a una plaza del Barri Vilarnau, donde fue muy querida y auténtica alma de su asociación de vecinos por su incansable labor social en este barrio obrero, en el que el 60% de sus habitantes proceden de Cañete la Real.El alcalde de Sant Sadurní D’Anoia, Pere Vernet, y el regidor de Cañete la Real, Andrés Morón, han manifestado en diferentes ocasiones que resulta fundamental establecer mecanismos que contribuyan a promover y profundizar en el hermanamiento de ambos municipios, fortaleciendo y estrechando lazos en materia social, cultural y económica.Además, se da la circunstancia de que en verano un importante número de cañeteros y cañeteras que residen en la localidad barcelonesa regresan a su pueblo natal para disfrutar de una temporada de descanso y de los reencuentros con familiares y amigos.