La ciudad de Ronda vivió ayer una jornada marcada por la emoción y la devoción en honor a su patrona, la Virgen de la Paz. Tras varios días de celebraciones, se llevó a cabo el solemne traslado de la Virgen desde la Iglesia de la Merced hasta su santuario.
Uno de los momentos más destacados y emotivos del recorrido fue su paso por la Alameda, donde cientos de devotos se congregaron para acompañarla con rezos, cánticos y muestras de fe. Los auroreros de Ronda también estuvieron presentes, entonando sus cantos tradicionales que resonaron con fuerza y emoción entre los asistentes.
Ya por la tarde, la celebración culminó con el tradicional besamanos, una oportunidad para que los fieles se acercaran a la imagen de la Virgen en un gesto cargado de amor y gratitud. La jornada fue una muestra más del profundo vínculo que une a los rondeños con su patrona, consolidando una tradición que cada año renueva la fe y el fervor en la ciudad.