El más insigne botánico que viajó e investigó por nuestras sierras nació en Ginebra en 1810. Sabio de carácter alegre y curioso, abierto a todos los intereses, humilde y a la vez animoso, amable y muy servicial. En sus viajes por el mundo llegó a reunir uno de los mejores herbolarios de toda Europa. Este grandísimo conocimiento le permitió realizar un amplio número de publicaciones relacionadas con sus investigaciones.
De su magistral obra sobre Andalucía, “Viaje Botánico al Sur de España en 1837”, nos interesa especialmente cuando desde Estepona sube a Sierra Bermeja, en busca de una especie de pino o abeto del cual había visto una rama en el herbario de Haenseler en Málaga, que atrajo su curiosidad. Se trataba del abeto que las gentes del lugar llamaban pinzapo o pinsapo, nombre que le sirvió para describirlo por primera vez para la ciencia como Abies Pinsapo Boiss, como una especie hasta entonces prácticamente desconocida de abeto.
Desde aquí se dirige a Ronda para conocerla durante su famosa Feria de Mayo, para después marchar a Gibraltar recorriendo nuestra Ruta Romántica del Bajo Genal. Nos habla de la grata impresión que le causó la ciudad, de su paisaje del Tajo. Se detiene en la plaza de toros, asistiendo a una corrida pues se celebraba la Feria de Mayo, la cual no le causó una agradable impresión por el sufrimiento a que sometían a los caballos y a los toros.